Reseña de "Mi compañero de piso es un vampiro" de Jenna Levine


Un balance delicado entre la actualidad y el mundo sobrenatural 

Reseña 

Comencé a leer "Mi compañero de piso es un vampiro" de Jenna Levine con pocas expectativas, me atrajo más que todo el título ya que una de mis debilidades siempre ha sido el dichoso mundo vampírico, así que ya era hora de volver incursionar en él. 

Debo decir que está novela me ha sorprendido gratamente, sobretodo por el hecho de que sea una historia predecible que busca revitalizar con humor el desgastado mito vampírico, alejándose de las tinieblas góticas para incursionar en los problemas cotidianos y el choque cultural entre siglos.

La historia transcurre en un Chicago actual, donde nuestra protagonista, Cassie, se encuentra en la precaria situación de perder su hogar. La solución llega con un trato inusitado: compartir piso por un alquiler irrisorio. El giro peculiar es que su nuevo compañero de piso, Frederick J. Fitzwilliam, es un vampiro con todo lo que ello conlleva: nocturnidad, excentricidades y una dieta muy particular.

Cassie se utiliza ingeniosamente como nexo entre el lector, lo absurdo de la situación y su evolución a lo largo de la narrativa, haciéndola interesante. Su relación con Frederick es el corazón de la historia, mostrándonos que aunque él pueda parecer un aristócrata antiguo con modales y vestimenta pasados de moda, tiene muchas más capas indescifrables, lo cual Cassie descubre y aprecia. El delicado balance entre las peculiaridades de otro tiempo y una adaptación respetuosa al presente es uno de los grandes aciertos del libro.

La estructura narrativa es ligera, presentada a través del punto de vista de Cassie en su mayoría pero enriquecida con extractos de cartas y otros medios de comunicación que nos dan acceso a la perspectiva de Frederick también. Este recurso aporta dinamismo y profundiza en la psique del personaje sin sobrecargar al lector, haciendo 400 páginas un recorrido llevadero. 

¿Vale la pena? ¿Lo recomiendo?

Aunque se presenta como una novela de entretenimiento sin mayores pretensiones filosóficas o reflexivas, sobresale en su género. Es brillante en su comedia y excepcional en el desarrollo de personajes, logrando una lectura sorpresivamente agradable que destaca incluso en momentos donde el mercado está saturado de relatos vampíricos.

En definitiva, "Mi compañero de piso es un vampiro" es una lectura fascinante y humorística, ideal para aquellos que buscan una historia con sustancia y diversión. Cassie y Frederick demuestran que aún en las premisas más extravagantes, la humanidad —o lo que queda de ella— es el verdadero motor de una historia memorable.

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